Mi experiencia en Juniors como educador

11.11.2011 09:00

 

MIGUEL COSTA

"Cuando el camino es el Verdadero, todo fluye: das lo que tienes, y te sientes feliz por ello. Y cuanto más haces, más das, mayor felicidad encuentras, en los demás, y en tí"

 

 

Mi paso por juniors

Mi experiencia como educador comenzó en el año 2001, en el centro de Santa Catalina de Alzira. Durante cuatro años estuve en los grupos de Pacto y de Identidad. En octubre de 2005, cuando abrimos el centro de La Encarnación, estuve un año con el grupo de Experiencia, y después tres en Estilo de Vida, de los cuales, los dos primeros como formador de premonitores. Y ya me despedí del movimiento en mayo de 2010, en la celebración del final de curso.

 

Aprender para enseñar

Ocho años educando juniors, cuatro en cada centro, dan para infinidad de anécdotas divertidas, de historias… y para aprender. Sobretodo aprender. Aprender para enseñar. Desde los primeros años, aprendí mucho sobre cómo preparar actividades, sobre cómo desarrollarlas, cómo hacer que un grupo se comporte… Pero hubo un momento en el que el proceso de formación adquirió otro rumbo. Ya no trataba a los niños de mi grupo como tal, sino como “mis niños”. Ya no tenía colegas educadores, tenía a “mis educadores” o a “mis monitores”. Era tan grande el cariño y aprecio que sentía por todos los que me rodeaban en el movimiento, que no necesitaba ningún manual para saber qué hacer en cada momento. Educar a los niños, y dirigir a los educadores, o trabajar con ellos, no era una responsabilidad para mí, me guiaba el corazón. Siempre he tratado mantener el buen humor, de hacer reír, y que todos alrededor disfruten también. Cuando todo lo que haces, te nace desde el corazón, das lo mejor de ti, te esfuerzas en conseguir lo mejor para “tus niños” o para “tus monitores”.

No educamos ni con la palabra, ni con el ejemplo, sino con lo que somos. Y si se trata de enseñar a nuestros niños que tienen que amar a los demás como a uno mismo, eso mismo es lo que tenemos que hacer. Amar a todos como a uno mismo. ¿Hay aprendizaje más grande? ¿Hay enseñanza más difícil de transmitir?

 

Cuando el camino es el Verdadero, todo fluye: das lo que tienes, y te sientes feliz por ello. Y cuanto más haces, más das, mayor felicidad encuentras, en los demás, y en tí.

 

La verdadera felicidad la hallaréis haciendo felices a los demás

(Baden Powell, fundador del movimiento Scout)